Reflexión de Ezequiel 47:12

Ezequiel vio un río que no se detenía. Donde iba, sanaba. Donde tocaba, vivificaba. Donde pasaba, nacía un nuevo Edén. Ese río sigue fluyendo hoy — no desde un templo físico, sino desde el trono del Cordero. Y tú estás llamado no solo a beber de ese río, sino a convertirte en un árbol junto a sus aguas, que da fruto para este mundo sediento y hambriento. «»Hermano, si vives del Espíritu, da fruto. Si bebes del agua viva, sana con tus hojas. La Iglesia de hoy no necesita más hojas secas de religión, sino árboles vigorosos de vida en el Espíritu. Sé tú un árbol plantado junto al río

Reflexión de Ezequiel 47:12 Read More »